REMATERNAR A TU NIÑA INTERNA.
O cómo adueñarnos de nuestro pasado.
¿Te has preguntado alguna vez de qué sirve revisar nuestro pasado y atrevernos a conectar con las heridas de nuestra niñez, si el pasado no se puede cambiar?
¿Qué tal si te dijera que sí es posible viajar al pasado, y que aunque no lo podemos cambiar, sí podemos reescribir nuestra historia desde una perspectiva nueva y en compañía?
Esto es lo que se puede lograr a través del rematernaje (que es la otra cara del trabajo de niña interior, del cual ya te he hablado acá).
Cualquier rasgo de tu forma de ser en el presente que no te guste, te meta en problemas o te haga sufrir, muy probablemente tiene su origen en situaciones que viviste en tu infancia sin la compañía de alguien que pudiera contenerte, ayudarte a regular tus emociones y a darle sentido a tu experiencia. Cuando vuelves a esas situaciones a validar y acompañar a la niña que eras en ese momento, el recuerdo va dejando de ser algo vivido en la soledad, para transformarse en algo que has vivido en compañía de esa presencia generosa, contenedora, respetuosa de tu madre interior. De hecho, a nivel neurológico la experiencia se reescribe en la memoria como el mismo evento, pero vivido en compañía y no en soledad.
Rematernarnos es el proceso en el que construimos dentro de nosotras esa voz compasiva, nutritiva y respetuosa, dispuesta a darle a nuestra niña interna lo que necesitó en el pasado. Esta madre interna se comporta como nos hubiese gustado que alguien actuara en los momentos de nuestra infancia en que nos sentimos solas, tristes, perdidas o asustadas.
Te doy unos ejemplos de rematernaje de tu niña interna.
- Te enteras de que algunos de tus amigos se reunieron sin avisarte. Te sientes excluida (triste, rabiosa) y aunque no quieres demostrarlo, sabes que la próxima vez que los veas vas a estar a la defensiva. El rematernaje se vería como sentir la emoción que hay en tu cuerpo, identificar si esto te está detonando, una herida de la infancia, de exclusión o abandono, acompañar a la niña de ese recuerdo. Puedes decirle “entiendo que te sientas así. No sabes los motivos de ellos para no invitarte esta vez, pero definitivamente tú eres merecedora del amor y la confianza de la gente. Estoy aquí contigo”.
- Tienes una fecha de entrega en tu trabajo muy cercana y tu hija te pide que la acompañes a un evento de su escuela. Sabes que decidas lo que decidas alguna parte de ti se va a quedar insatisfecha (la profesional o la mamá) y alguien de afuera también (tu cliente o tu hija), así que sientes mucha ansiedad. Rematernarte sería encontrar a la niña que dentro de ti siente miedo de defraudar y poder decirle que entiendes y sientes su temor, luego informarle que una sola acción no va a definir la clase de persona, de profesional o de madre que eres, y que decidas lo que decidas, estás haciendo tu mejor esfuerzo.
Como ves, rematernarnos nos ayuda a ir corrigiendo interpretaciones que hicimos de niñas (“soy abandonable”, “tengo que cumplir con todos y ser siempre buena”). También nos ayuda a acompañar las emociones que resultaron de esas interpretaciones, y nos libera para realmente ver el mundo con madurez y calma.
¡Pronto te cuento cómo rematernar a la adulta que eres hoy!
Deseándote un buen viaje hacia adentro,
Oleny