¿Qué es Internal Family Systems?
Mientras una parte de mí quiere escribir este artículo, hay otra parte que quiere irse a la playa. Cada una tiene claro lo que es mejor para mí, el problema es que quieren cosas distintas. Este pequeño dilema es fácil de resolver, pero algunas veces nos pasa con asuntos más delicados.
¿Te resulta familiar?
Seguramente sí, porque es una característica universal la “multiplicidad de la mente”.
El modelo “Sistemas de Familia Interna” (IFS por su nombre en inglés, Internal Family Systems) es una propuesta para describir la mente y su multiplicidad, pero también para conocer a profundidad nuestra personalidad con todas las partes que la conforman y la relación que hay entre ellas, en una práctica muy accesible.
Fue creado por el Dr. Richard Schwartz, médico psiquiatra y terapeuta familiar, quien trabajando con pacientes con trastornos de alimentación comenzó a escuchar con frecuencia testimonios parecidos a: “una parte de mí me lleva a darme el atracón, en ese momento no lo puedo controlar, pero después hay una parte de mí que me odia por haberlo hecho”.
Schwartz se preguntó qué pasaría si reconociera estas partes como reales, como sub-personalidades, y pudiera conversar con ellas. Lo que encontró y ha venido elaborando por 40 años se puede resumir en los siguientes principios:
- Todos tenemos partes distintas en nuestra mente, cada una con una visión del mundo que se formó en algún momento de nuestra historia.
- Estas partes se relacionan entre sí; algunas veces se oponen entre ellas entrando en conflicto, otras veces se apoyan y muchas veces una parte intenta proteger a otra.
- Hay partes que se expresan en lo que identificamos como actitudes, emociones o nuestra propia forma de ver el mundo. Otras partes están fuera de nuestra conciencia.
- Cada parte cree que su forma de ver el mundo es la que nos va a mantener más seguros.
- Ninguna parte es por naturaleza negativa, pero situaciones traumáticas pueden llevarlas a asumir roles extremos (ansiedad persistente, adicciones, excesiva necesidad de control, pensamientos catastróficos, etc.) Cuando una parte es reconocida y ayudada en terapia puede volver a su rol original, desde el cual hace un aporte positivo a nuestra personalidad.
En sus indagaciones y conversaciones con las partes de sus pacientes, Schwartz encontró que algunas partes se inhiben ante otras. Por ejemplo, una parte está mostrando su rabia hacia la pareja por una herida del pasado, y la persona dice abruptamente “eso ya pasó, es mejor no guardar rencor”.
Él comenzó a pedirle esto a sus clientes: “quien dice eso es otra parte, pídele que se relaje para poder seguir hablando con la parte rabiosa”. Y sorprendentemente, al hacer eso, la parte que había intervenido se mitigaba, dejando el camino libre para ver a la rabia sin juicio y sin miedo.
Esto se llama unblending en IFS, o des-identificarse, de lo que hablé en un post anterior.
Siguiendo con esta práctica de hablar directamente con cada parte e identificar las partes que tiene opiniones sobre otras, comenzó a llegar consistentemente a un estado en que los clientes veían a sus partes con curiosidad, con mucha compasión al entender su rol, incluso con amor. Al indagar sobre estas emociones y a qué parte le correspondían, la gente solía decir “esto no es una parte, soy yo”.
Así pudo identificar un centro en la personalidad o un ser esencial que diferentes tradiciones espirituales han descrito antes (los budistas lo llaman rigpa, los hinduístas atman, los sufis el Dios interno). En IFS este centro se llama Self y es uno de los aspectos que hace este modelo tan transformador (y mi preferido!).
El Self es nuestro centro, por naturaleza bueno, amoroso, curioso y calmado. Las situaciones traumáticas o dolorosas que experimentamos en la vida, obligan a ciertas partes a asumir roles extremos que aíslan al Self, haciéndonos perder contacto con él. Sin embargo, el Self es indestructible y sus cualidades se preservan como antes del trauma.
La terapia de partes permite ir sanando las heridas que han llevado a diferentes partes a roles extremos, haciéndolas más suaves y flexibles de manera que dejan espacio disponible para acceder al Self. El Self no tiene que ser construido, cultivado ni reforzado, simplemente tiene que ser reencontrado.
Una vez que las partes son ayudadas a volver a su rol original, abandonando el rol extremo, dejan de controlar nuestro sistema y le ceden el liderazgo al Self. Esto se siente como armonía interna, aceptación real de lo que somos, espontaneidad y por supuesto se traduce en una vida muy auténtica.
Si tienes curiosidad lee “Greater than the Sum of our Parts” de Richard Schwartz.
Deseándote un buen viaje hacia adentro,
Oleny