El rescate de tu niña interna.

En un artículo anterior te conté acerca de la niña interna, su origen en nuestra psique, su carga emocional y sus efectos en nuestra vida adulta. Hoy quiero hablarte acerca de su rescate; de por qué la necesitamos y de cómo encontrarnos con ella.

¿Por qué rescatar a nuestra niña interna? Como te mencioné en la publicación previa, nuestra niña interna es un aspecto joven de nuestra mente que por experiencias traumáticas quedó atrapada en el pasado, con el acceso bloqueado a nuestra conciencia. Ella no recibe nuestra compañía y nosotras no tenemos que lidiar con sus emociones difíciles, pero tampoco nos nutrimos de su presencia.

Si hemos vivido así por tanto tiempo, ¿por qué cambiar esta dinámica?

En primer lugar, por compasión, ella es una parte de nosotras que está viva en nuestro interior, lidiando con emociones difíciles y creencias amenazantes sobre el mundo y sobre sí misma, sin recibir ninguna compañía ni validación.

En segundo lugar, por integración. Si bien tu niña interna fue exiliada para protegerte de un dolor que como niña no podías manejar, con su separación te separaste de todos sus aspectos positivos y nutritivos, que también te pertenecen.

El lado luminoso de tu niña interna es la alegría, la espontaneidad, la capacidad de juego y de estar presente, los deseos auténticos de conexión con el otro.

Como te conté en el artículo anterior, en la psicología Junguiana se hace referencia al arquetipo del Niño Divino y este se refiere a un aspecto primario del inconsciente que ofrece caminos y posibilidades que la conciencia racional no es capaz de contemplar. ¡Es la fuente de todo nuestro potencial creativo!

Cuando los protectores “encarcelan” a la niña interna por su protección, también nos aíslan de una fuente importantísima de sabiduría interna y conexión con nosotras mismas. Afortunadamente, es absolutamente posible restablecer el contacto con nuestra niña interna, ayudarla a sanar sus heridas y salir del pasado, y liberar su inmenso potencial. No solamente es posible, sino que ella está esperando pacientemente por ti.

El camino hacia la niña interna comienza por reconocerla. Podemos hacernos estas preguntas:

¿Qué situaciones me hacen sentir vulnerable?
¿Qué emociones no le muestro a la gente porque me parecen inmaduras?
¿Qué tipo de eventos o personas detonan en mis reacciones emocionales extremas o que no comprendo?
¿Qué cosas quisiera hacer, pero me inhibo por vergüenza, o por considerarlas inmaduras o poco serias?

Estas son las pistas que nos ponen en la dirección de nuestra niña interna.

Una vez que vayamos identificando estas pistas, podemos hacernos una imagen, una sensación de ella.

Esto nos ayuda a entrar en relación con ella.Cuando comenzamos a indagar sobre su historia y a ir clarificando sus emociones y reconociéndola, podemos sentir miedo o juicios hacia todo esto que estamos experimentando. Es natural, son defensas que están habituadas a que ignoremos esta parte de nosotras, y que consideran peligroso este contacto porque (así como la propia niña interna) ven el mundo desde creencias antiguas en las que nosotras éramos muy vulnerables y esas emociones muy grandes.

Es muy importante proceder con respeto y aceptación, atender cada juicio o defensa que aparezca, reconocer su rol protector, aceptar que sus preocupaciones son válidas basadas en las experiencias que nos tocó vivir.

Así nos vamos haciendo espacio hacia nuestra niña interna y es entonces cuando podemos hacer algo que es profundamente sanador e integrador, se trata de ofrecerle exactamente lo que necesitaba recibir en su momento, desde la persona adulta que somos hoy en día.

Específicamente se trata de:

  • Ofrecerle palabras de validación (“entiendo que te sientas así, es natural sentir miedo en medio de tanta confusión”, “sé que te sientes sola y es natural que eso te ponga triste”).
  • Dejarle saber que tiene derecho a ser una niña (“no era tu responsabilidad lo que pasaba a tu alrededor, tampoco es tu culpa. No te tocaba a ti resolverlo”).
  • Ofrecerle nuestra compañía sin pedirle nada a cambio (“sé que estás asustada o irritada ahora. Estoy aquí para acompañarte a sentir esas emociones”).
  • Preguntarle qué necesita.
  • Ofrecernos a ser testigos de su historia (“puedes mostrarme lo que te pasó”). Si sabemos que nuestra niña interna vivió situaciones muy dolorosas cuyo recuerdo nos puede abrumar, recomiendo ampliamente hacer esto en compañía de un terapeuta que te ayude a mantenerte en tu centro adulto y te ayude a procesar las emociones que pueden aparecer.

Los primeros encuentros con nuestra niña interna suelen ser muy emotivos. ¡Tiene sentido! Es la primera vez en años que alguien está dispuesto a verla y escucharla sin pedirle que suprima sus emociones. Es tal vez la primera vez que recibe contacto con una persona adulta dispuesta a aceptarla sin condiciones, por esto es muy importante que te prepares para ir a su encuentro desde la apertura y no desde el juicio! (puedes leer más sobre esto aquí).

Muchas personas encuentran niñas que, aunque necesitan la compañía, se sienten desconfiadas y dudan acercarse a nosotras, lo cual es válido y nos llama a ser pacientes y respetuosas. La clave es estar muy atentas a qué clase de compañía necesita de nosotras (y preguntarle!).

En la medida que la vamos contactando regularmente y vamos construyendo una relación con ella, solemos ver cómo esas niñas se calman, reciben nuestra compañía con alegría y nos brindan su sabiduría, pidiéndonos lo que necesitan (que suele ser exactamente lo que como adultas necesitamos para lograr más balance en nuestras vidas). Algunas niñas internas piden juego, otras piden orden y estructura, otras nos invitan a conectar con gente nutritiva, otras simplemente nos piden ver el cielo.

El rescate de nuestra niña interna es un proceso, es la construcción de una relación de amor, cuidado y confianza. El camino hacia ella supone la revisión de aspectos sombríos de nuestra personalidad y de nuestra historia, pero el encuentro con ella bien vale la pena. ¡Rescatar a nuestra niña interna ayuda a que neutras defensas se suavicen, nuestro cuerpo se relaje, nuestra intuición aclare su voz y aprendamos a invitar más alegría a nuestra vida!

Mi recomendación es hacerlo en el contexto de la terapia o apoyándonos en información profesional. ¡Te dejo una lista de recursos que te pueden ayudar a encontrar una vía segura a tu niña interna y te deseo lo mejor en tu camino de autoconocimiento!

Lista de recursos recomendados para hacer trabajo de Niña Interna:

Meditaciones guiadas para encontrar una parte interna:

https://institutoifs.com/recursos/

Libros:

  • Introducción al Modelo de los Sistemas de la Familia Interna. Richard C. Schwartz.
  • Recovery of Your Inner Child. Lucia Capacchione.
  • El Arte de Cuidar a tu Niño Interior. Thich Nhat Hanh.